Tu voz

Me enamoré de tu voz inocentemente sin saber que un día como hoy, no la reconocería.
Tanto tiempo imaginando escuchar de nuevo aquella música cayendo suave en mis tímpanos,
sútil como un beso deseado entre sombras,
relleno de pasión escondida,
adornada de manjares exquisitos a través de una línea telefónica.
Me enamoré de tu voz sin conocerte.
Voz que caía como un golpe erótico en mis oídos
desnudando sentidos vírgenes entre miedos y dudas.

Y caí...
Me enamoré de aquella voz rica, apasionada, sincera, bígama,
que a través de una línea, me excitaba.
Y caí...
fui tuya y no te diste cuenta.

Me acostumbré a escucharte en silencio,
cuando me llamabas para desahogar tu alma,
de un mundo irreal vivido solo en tu mente.

Duele reconocer que hoy al escucharte ni siquiera supe que eras tu. Sin escucharte, el tiempo ayudó a que me olvidara de tu voz.

Hoy esa voz es dura, chichona, ronca, alterada, grita y grita, no tiene argumentos,  tristemente mas gris que cuando la conocí.

Donde quedó aquella voz que revolucionaba mis hormonas?
Incentivaba sensibilibades mudas.

Hoy tu voz no existe en mi vida.


Marcela Opazo Castro