Eran las siete de la tarde de cada domingo en temporada invernal, cuando nos sentábamos con mi padre, a ver un programa de televisión que nos fascinaba, el Show de Jerry Lewis. Fue en ese programa cuando lo ví por primera vez, desde ese momento supe que marcaría un hito en el mundo, era el, el mas pequeño. No se por que me llamaban la atención los hombres de raza negra. Siempre me gustaron los negros. Nunca me importó que uno de mis hermanos se riera de mí cada vez que yo me sentaba frente al televisor a quedar embobada mirándolo. Me ilusionaron su mirada, sus labios anchos, sus ojos negros brillantes iluminadores de un sueño escondido tras una niña en su infancia. Era el, un pequeño de raza negra que cantaba junto a sus cuatro hermanos varones, quienes se hacían llamar los Jackson Five,un grupo que recién comenzaba a cantar, y hacerse conocido en el mundo artístico de Estados Unidos. Y el, un príncipe escondido que nunca alcanzaría a tocar la felicidad. Era una estrella fugaz demasiado lejana. Lo llamaban Michael.
Con el tiempo se separó del grupo, continuando solo su carrera. Se hizo conocido en el universo entero, vino a revolucionar el ambiente musical por la década del ochenta, llegó a ser el cantante que mas discos ha vendido en el mundo, su gran logro ‘Thriller‘, Michael era el genio de la música, el has del baile. Pero siguió teniendo la mirada triste entre tanto brillo.
En esa época, su rostro, su figura era portada de la gran mayoría de revistas, cada cual con mas poster, y yo, invertía mi mesada en comprarlos para empapelar las murallas de mi dormitorio con sus miradas. Como no recordar aquella foto donde está vestido de blanco pegada sobre mi cabecera, y la otra bailando que estaba en la pared de los pies de mi cama. Era el, para mí el gran genio después del incomparable Fred Astaire. Sus discos eran llevados a cada fiesta que asistíamos siendo adolescentes.
Seguí mi vida, me casé, nacieron mis hijos y en vez de prenderles la televisión para ver monitos, yo les ponía los videos que había ido guardando durante largo tiempo, videos que hoy pasaran de ser simples a emblemáticos. Les hablaba del gran Michael, le contaba su historia, como fue su comienzo de cantante y genio magistral, siempre siendo positiva, ignorando tanta mierda que de el publicaban. Daniela y Marcelo lo comenzaron a estimar, se hicieron asiduos a su música. Que orgullo sentía cuando ellos me pedían en su media lengua que les pusiera el video de “Maykel Jason”. Yo sonriente, les daba en el gusto y ellos inocentemente lo miraban bailar e intentaban imitarlo, mientras la lluvia de invierno caía sobre la ciudad, y yo les preparaba rosquitas fritas en la cocina, sonría. Mis hijos comenzaban a respetarlo y quererlo. ¿Como olvidar aquellos momentos?...imposible.
Sin querer Michael Jackon es parte de esos hermosos recuerdos que hoy estampan una hoja de mi vida.
Fuimos muchos los que disfrutamos con sus éxitos, lloramos sus penurias cuando los malditos lo apaleaban con calumnias e inventos, conocimos su delicadeza, la fragilidad que se sentía en sus palabras, la inseguridad infantil que arrastraba desde su niñez. Cuantas veces me enrabié cuando leía atrocidades que decían en su contra con tal de sacar dinero. Pensaba, un día de estos, Michael se va a suicidar, no podrá soportar tanta represión de los medios, tanta ingratitud. Una vez en una entrevista, siendo joven, leí que dijo que el no pasaría los cincuenta años, teníamos la misma edad, hoy el muerto, y yo con la juventud en mi alma. El tenía fama, dinero, y yo, lo que el buscó...felicidad.
Hoy su muerte repentina, deja estragos en quienes lo hemos amado, hemos estado con el en las buenas y en las malas. Ya... que importa que la prensa amarillista lo haya calumniado, lo haya difamado, le haya inventado tanta basura. Fue su vida, aprendió a ser dueño y señor de ella, llegó a ser el "Rey del Pop", nadie lo podrá negar.
El Rey ha muerto, viva el Rey…así es, hoy Michael Jackson ha muerto en la vida terrenal, pero no, en nuestros corazones, todo lo contrario, es el día en que su nombre se hace leyenda.
Hoy el Peter Pan del Siglo del 21, está muerto. Se nos terminó la esperanza de que un día volvería a ser de nuevo ese gran genio, su vida, un escenario.
Para la última de las generaciones era un loco, un millonario excéntrico cargado de deudas, una máscara que mostraba tras unos gruesos lentes de sol, y en ocasiones luciendo su oscura peluca, una verdadera aparición de muerte andante.
Hoy, lloro su partida, mi corazón entristece por la estrella que se apagó. Hoy mis hijos, que pertenecen a esta generación, también sienten su partida... el olor a muerte camina en el aire.
Hoy el Peter Pan viaja al mundo de nunca jamás...nunca jamás lo volveremos a ver cantar, pero sí su voz se escuchará en todas las radios del mundo, hasta el aire de la tarde trae lágrimas heladas de su partida.
No me da vergüenza decirlo...yo amé a Michael Jackson.
Por una historia, por una leyenda…hoy renace en el mundo un rey.
