Dicen que la tristeza es la emoción que sentimos cuando hemos perdido algo importante, cuando nos ha decepcionado algo o alguien, o cuando ha ocurrido alguna desgracia que nos afecta a nosotros o a otra persona.
Que difícil se me hacía escribir sobre tristezas, pero hoy siento que todo mi mundo se ha vuelto triste, es la vida la que te manda, te llena de alegrías y penas, nunca le he quitado el poto a la jeringa, hoy mi corazón sangra de pena, duele reconocerlo, es natural dicen, la perdida de un padre es triste, dolorosa, pero también la perdida de un hijo que cuesta reconocer, la perdida de un amigo que sientes como acuchilla a diario por la espalda.
Yo que era invulnerable a la tristeza, mi alegría era mas potente, tenía mas fuerza, pero hoy esa fuerza ya casi no existe, ten paciencia, me digo, ya pasará, y volverá a brillar el sol. Dudas, van y vienen. No tengo al padre, tampoco al hijo, y menos en quien creí ciegamente. Lo he dado todo sin quedarme nada.
Hoy todo da igual, da lo mismo, me han metido en una cárcel en mi propia vida, pero sin barrotes, fisicamente estoy libre, no estoy presa de la sociedad, sino de mis propios pensamientos, recuerdos, sensaciones extrañas golpean mi alma.
A veces pienso que ya no quiero seguir, quiero que mi tiempo se detenga, se pare.
La vida no es lo mismo sin ellos, no es lo mismo sin mi alegría, todo se torna gris, por un camino oscuro que no logro salir.
Me gusta cruzar el camino en medio de la oscuridad, da escalofríos hacerlo, soy valiente, sin encontrar mas que otros abandonados en frente. Es mi abandono propio.
Quiero gritar, creo que lo estoy haciendo, es mi mundo que se viene al suelo, ya nada es igual que antes, los pies quieren detenerse, ya no quieren seguir. ¿Que hacer?...cerrar las puertas y ventanas, huir, poner el mono de nieve al sol para que se derrita. Como cambian los hechos, las pruebas se acumulan, no las puedes pasar, o no tienes ganas de pasarlas.
Solo existes, por que respiras.
Mi mundo se trizó con la muerte, el abandono y la traición.
Es duro reconocer que la tristeza se está quedando, por ahora no quiere partir.
Tal vez no quiero que parta.
Y estas lágrimas culiás que no dejan de caer, lo hacen como olas en el mar, una tras otra, mojan mi rostro, mi ensueño, siento que ya no quiero existir.
Es parte del duelo.
Tengo que vivirlo.
El insomnio se apodera de mí.
Hay que vivir el luto, el duelo llega y tarda en irse.
Está amaneciendo y a través de la ventana escucho a los pajaritos como cantan para alegrarme este frío amanecer mental.
No quiero caer, y estoy cayendo. No me sueltes.
Que difícil se torna la vida cuando empezamos a envejecer.
Tu sonrisa eterna viene a mi mente, me hace revivir por un momento.
Es otra prueba mas, el tiempo cura las heridas, las heridas cuestan cicatrizar, sigo estando viva, sigo respirando este aire viciado por el humo de mi cigarrillo. Los minutos siguen su curso, mi mente se torna en blanco, vuelvo a llorar.
Mañana es otro día, aunque esté nublado en mí, el sol vuelve a brillar.
Mi mundo se paraliza, ya no quiero seguir, quiero irme por ese camino por el que todos van.
Es la vida...es la muerte.
Dónde quiero estar.
Marcela Opazo Castro
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