Creo que nunca había bajado tan plácidamente a diez o veinte kilómetros, mientras te escuchaba, pensaba en lo lejos que estás y tan cerca que te tengo.
Eres mi cómplice, que complicidad exquisita de sentirte, más aún cuando te siento feliz, es mi felicidad.
El tiempo dirá la última palabra, no apures el carruaje, sus ruedas lentas llegaran con mas seguridad que en el principio.
Ese camino oscuro, vacío, sin ojitos mirándome, la brisa cordillerana aún la siento en mi piel y ese último cigarrillo que se consumía en mis dedos, solo faltabas tú.
No me pidas nada, solo aceptame tal cual soy. No desconfíes, solo dejame entregarme a mi manera, es lo que siento hoy.
Hasta mañana, volverás a soñar, ya quisiera estar en tus sueños, pero no apures el carruaje, tal vez tarde, pero llegue.
El destino no reina sin la complicidad secreta del instinto y de la voluntad.
Piénsalo...y allí estaré.
Hace 2 años
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