Como ha pasado el tiempo, que rápido se van quedando los recuerdos en el baúl viejo que los guarda. Como no recordar aquel siete de enero, a las 20.10 hrs. cuando por urgencia te sacaron para venir a respirar un aire que no te gusta, un aire viceado por tanta contaminación. Tan pequeñita, tan frágil y tan hermosa. Esa eres tu, una mujer de sensaciones tocables que se sumergen en tu mundo libre, sin ataduras, pero el mundo no es tan libre como tu lo quieres. El mundo tiene restricciones, tiene prejuicios, tiene envidias, tiene maldad. Te digo como me decía mi padre, yo no desconfío de usted, desconfío de los que la puedan rodear, no se que pensamientos puedan tener.
Desde aquel día toda mi vida cambió, tuve que aprender casi por instinto a ser madre, recuerdo nuestra primera conversación de madre a hija a oscuras en la clínica, entre los dolores acontecidos por la operación, te pedí que me tuvieras paciencia, traté de explicarte que yo no sabía ser mamá, tenía temor de equivocarme, pero en mí solo quería ser la mejor madre para tí, las lágrimas culiás comienzan a caer, la emoción se apodera de mis ojos, mi pecho hoy lleno de nostalgias te pudo hacer fuerte, tan fuerte como una roca, tan fuerte como para agarrar una vaca. Lo único que te he pedido en mi vida es que fueras feliz, que si tenías sueños intentarás llevarlos a la realidad, que nunca dejaras de ser aquella pequeñita que siempre andaba contenta, alegre, sonriente. No quiero que pierdas tu alegría, es lo que mas demuestra lo feliz que puedes ser. Lo grande que eres como humano.
El tiempo pasa, ya casi estás a muy poco de terminar tu carrera, los círculos comienzan a cerrarse.
Siempre serás mi Princesita de Luna, la que con un beso en la boca me devolvía la felicidad...solo tengo que saber esperar.
Te amo...Princesa Hermosa...
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